Más personas. Menos gente. El Urgente Regreso a Nuestra Humanidad
- Fernando Quiñónez Correa
- hace 3 días
- 3 Min. de lectura
En la vida cotidiana, las personas caminan unas junto a otras sin realmente encontrarse. Rostros que se cruzan sin mirarse, cuerpos que se esquivan sin reconocerse, voces que pasan sin escucharse. Estamos tan acostumbrados a pasar al lado de los demás sin siquiera saber que están ahí, que ya ni siquiera nos sorprende que otros pasen a nuestro lado sin notar nuestra propia presencia.
Sin embargo, algo dentro de cada ser humano sabe que esto no está bien. Que no basta con habitar el mismo mundo: hace falta habitarlo con otros.
Este es el punto de partida de una reflexión urgente:
¿En qué momento dejamos de ser personas… para convertirnos simplemente en gente?
La desconexión silenciosa
El mundo moderno ha llenado nuestras vidas de estímulos, pantallas, urgencias y tareas. Nos enseñó a correr, pero no a detenernos. A competir, pero no a acompañar. A protegernos, pero no a abrirnos. A estar en soledad en medio de la comunidad.
Y esa desconexión —lenta, silenciosa, casi imperceptible— ha ido erosionando lo que nos hace humanos: la capacidad de ver al otro.
Cada día, los seres humanos pasan al lado de alguien que carga una tristeza, una historia, un cansancio o una esperanza… sin darse cuenta. No por crueldad, sino por hábito. Por velocidad. Por miedo. Por distracción. Por haber aprendido a cuidarse antes que a mirar.
El llamado a volver a ser humanos
Este texto es una invitación a recuperar algo esencial: la humanidad que se expresa en la mirada, en la empatía, en la misericordia y en la presencia. en volver a ser personas y lo que ser persona significa.
Detenerse un segundo para reconocer que el otro existe.
Mirar con misericordia, esa misma que tanto necesitamos para mirarnos a nosotros.
Ser capaces de sentir lo que el otro siente, aunque sea un poco.
Asumir que cada acto, cada palabra, cada silencio tiene un impacto más profundo del que imaginamos.
Volver a ser personas es descubrir que la empatía no es una opción: es un propósito.
Y que dar —y darse— no es un sacrificio, sino una forma de existir. Una decisión que puede cambiar no solo nuestra vida, sino todas las que están a nuestro alrededor.
Menos egoísmo, más conciencia
Esta reflexión es un llamado a dejar atrás la comodidad del egoísmo. A romper esa barrera invisible que nos separa. A comprender que cada vez que actuamos, hablamos, pensamos o incluso omitimos algo, tenemos la oportunidad de impactar la vida de alguien.
No se trata de convertirnos en héroes, ni de ir por la vida resolviendo problemas ajenos.
Se trata de ser más conscientes de que el mundo también se construye con pequeños gestos y pequeñas acciones que hacen una gran diferencia.
Saludar y despedirse.
Regalar una sonrisa o un abrazo.
Ceder el paso, o una silla a otra persona.
Mirar a los ojos.
Escuchar sin interrumpir.
Agradecer.
Ser amable solo porque sí.
Diferir sin discutir.
Pensar antes de actuar.
y muchas otras pequeñas acciones que seguro ya están en tu mente, que en sí mismas hacen un ecosistema de buenas acciones que, aunque pequeñas, pueden hacer una gran diferencia.
Un mundo que necesita más personas
La distancia entre “gente” y “persona” parece pequeña, pero es inmensa.
Gente es masa. Ruido. Movimiento sin sentido.
Persona es rostro. Historia. Profundidad. Humanidad.
Ser más personas y menos gente no es un ideal utópico. Es una decisión. Una práctica cotidiana. Un acto de valentía en un mundo que vive distraído.
¿Qué perdemos si volvemos a mirarnos?
¿Y qué ganamos si no lo hacemos?
Este es el momento de regresar a lo esencial.
De recuperar la humanidad que dejamos caer entre pantallas, rutinas y prisas.
De volver a sentirnos vivos… a través del otro.
El mundo no necesita más ruido, más prisa, ni necesita más máscaras.
El mundo necesita más personas. Personas que quieran ser y hacer un cambio para recuperar nuestra humanidad.
Y ese cambio —inevitablemente— empieza por cada uno.
Estamos llamados a ser luz. y la luz viene desde dentro de cada uno de nosotros. Desde lo más profundo de nuestra humanidad. Haz la prueba. Simplemente sonríe y empieza a recuperar a la persona que habita dentro de ti.
Fernando Quiñónez C.
+57 3203490209


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